domingo, 1 de marzo de 2009

Un momento de felicidad.

Aquí, echado sobre el sofá, escribiendo un par de líneas mientras te veo a ti, mis dos niñas, concentrada en pelearte con un móvil, celular para aquellos amigos, insistiendo en vestir los nombres con las caras de los tuyos, justo aquí, entre miradas escondidas tras la pantalla en las que te veo pelearte con esa odiosa maquina, nace el deseo cada vez que te tocas el pelo o haces mohines con la boca porque no logras lo que pretendes hacer con el teléfono.

Sacare al perro, mi cuerpo buscara dos segundos de frio mientras toda mi alma yace contigo, acurrucada junto a ti, en el sofá, persiguiéndote por las estancias de la casa si osas escaparte, susurrándote a los oídos dos palabras.

Tu y dos palabras, para que mas.

Un momento de felicidad.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Volviendo

Hace tanto tiempo que no piso por este Blog que lo veo lleno de telarañas. Me imagino la cara sucia de un niño que lleva mucho tiempo jugando en la calle. Voy a lavarla, a ver si así, con el tiempo, soy mas constante.

Lejos de las intenciones de año nuevo, o de cualquier otra fecha utilizada para recapitular sobre los pormenores de la vida que quisiéramos llevar, empiezo a escupir palabras que no tienen otro fin que decir ESTOY VIVO.

P.D.: Un beso a ti que estas doliente por un sueño de hierba fresca.

martes, 25 de marzo de 2008

Inteligencia animal

 

Hay un articulo en la National Geographic de este mes, dedicado a la inteligencia animal. Soy de los que opina, parece ser como los investigadores de este articulo en cuestión, que la inteligencia no surge de la nada y que también evoluciona, transforma, modifica y crece son los seres vivos. Lejos de entender al resto de animales de la faz del planeta como simples autómatas biológicos estos investigadores se afanan en discernir en ellos capacidades mentales históricamente atribuidas a los seres humanos.

Resulta interesante que en un párrafo asegure que Darwin ya otorgaba a los animales ciertos grados de inteligencia pero que las ilustradas mentes posteriores se obstinaran en negárselos en pro de la grandeza del simio desnudo que somos.

En mi mente resulta lógico intuir que la inteligencia, lejos de aparecer de súbito, ha tenido que crecer con nosotros como especie. Que ha sido recogiendo los frutos de la supervivencia como hemos ido entrenando la cabeza, y a su vez, al ampliar el abanico de actividades que podíamos hacer auxiliados por otros elementos hemos ido agudizando nuestra inteligencia.

Como puede negar alguien lo evidente. Si comunicar es útil es porque comunicar a tu grupo donde esta tal alimento o tal peligro o los beneficios de tal o cual cosa aumentan las probabilidades de supervivencia de los individuos. Esto no es solo propio de ámbito humano sino que esta extendido por el reino animal.

Creo que en algún momento de un pasado remoto nos vimos tan desvalidos que por algún motivo tuvieron que ser las toscas herramientas de palo y el lenguaje nuestra arma mas eficaz para encontrar alimento, y quizás en algún momento falto un buen palo y hubo que improvisar con un hueso, y que el éxito de esas pequeñas acciones determino que cada vez mas ese grupo de individuos utilizara aquella tecnología.

Lo que no creo es que la vida sea una pirámide donde nosotros estamos en la cúspide. No, la inteligencia se mantiene latente en todas las especies, tan solo esperando que se den los acontecimientos necesarios para que una logre romper con su ciclo natural y tenga que depender de su cerebro, mas que de costumbre, para sobrevivir.

Que seamos los mejor adaptados no significa que tengamos que ser los únicos.

martes, 11 de marzo de 2008

Incrédulos Rajoyistas

Cruzaba una calle cuando oí por casualidad una conversación entre dos individuos que iban a meterse en un coche. "Pues yo no conozco a nadie que haya votado a Zapatero", "Yo tampoco" afirmo el segundo. Al girarme puede ver dos hombres de mediana edad, el primero con el poblado bigote, jersey colocado sobre los hombros cual héroe de Superpijin forrentoso y polo estirado en las medianías de su cuerpo a base de buen vino y buenos manjares. El segundo calvete y casi un calco del primero.

En efecto, para encontrarse a alguien que vote a izquierdas a lo mejor deberían preguntar fuera de su circulo intimo y apegado al ombligo.

En fin, el conocimiento y la cultura sigue siendo mas típico de unos que de otros.

¡Que país señor!

miércoles, 6 de febrero de 2008

Demos cracia

Si hay algo que me hace gracia del sistema político español es el peso de los votos. Durante las pasadas elecciones la tercera fuerza mas votada fue Izquierda Unida, con un 4,95% de los votos y obtuvo la considerable cifra de 5 escaños. Sin embargo CiU tuvo 10 escaños pese a contar solo con el 3,24% del total.

Reconozcamoslo, la democracia puramente representativa debería sentirse ultrajada por hacer que determinadas ideas pesen mas que otras. No intereso a los creadores de nuestra constitución la posibilidad de que un pequeño partido nacional pudiese jugar algún papel importante dentro del futuro común de la nación, mas bien pensaron en darles un inmerecido peso a los localismos, que son fácilmente sobornables y siempre pueden jugar sus bazas de echar balones fuera culpando a los distintos gobiernos centrales de los males q los que no ponen remedio cuando, si bien, no los causan.

Perpetuar esta situación es perpetuar el latrocinio de ciertas comunidades que con su injusto  poder en la política nacional hacen que otras de menor peso sigan mas atrasadas que ellas.

Por otra parte es sumamente injusto para el elector, aquel que va con su modo de ver el mundo a defenderlo con una papeleta, ver como su opinión, solo por ser tal o cual, será menos meritoria que la de otro. Simplemente una situación ridícula.

Así que señores, tal y como están las cosas, votare a CiU, que si llegamos a un 15% de los votos seguro que gobernamos.

 

Otro día hablamos de los padres fundadores y la madre que los parió.

lunes, 24 de diciembre de 2007

La Piedra y la Niña

Érase una vez una negra piedra de río en la vera de un camino, perfectamente pulida, redonda, brillante.

Todas las noches la piedra miraba hacia las estrellas, todas las noches soñaba con ellas, con sus luces, con los dibujos perfilados en el cielo negro, con esa magia que les permitía estar allí, en lo alto. Así, todas las noches, deseaba ser una estrella, dejar de ser una piedra del camino para ser una luz en el cielo.

- ¿Como harán para estar allí arriba?.- Se preguntaba. - ¡Será igual que aquí debajo!, - se decía con ilusión, - Quizá ellas sean piedras de un camino, como yo, y me vean brillante en su cielo, igual que yo a ellas. – Concluía pensando, aunque esta idea no la llenara de todo.

Un día paso una niña por el camino, y viendo lo hermosa que era la piedra la guardo en un bolsillo.

- ¡Oh, no¡, ya no seré una estrella, ni siquiera una piedra en el camino. – Se entristeció la piedra. - ¡Que será de mí!.

Lo que fue de ella fue una sorpresa continua, fue un huevo de gallina, una pasta de te, una tortilla de papas, el bebe de un perrito de peluche, un coche descapotable, el tocado de una novia. Era el juguete favorito de la niña, ya no era solo una piedra.

- No esta nada mal, - pensaba la piedra, - no puedo brillar como las estrellas pero siempre hago sonreír a la niña.

Ocurrió una noche, una fría noche de invierno, que la niña se levanto y cogió la piedra y empezó a pintarla, pero la piedra, que ya estaba acostumbrada a los juegos de la niña no le dio mayor importancia y siguió durmiendo acariciada por el pincel.

La niña la pinto, la dejo secar mientras recortaba papeles de colores brillantes, y...

La luz del sol despertó a la piedra, la luz le daba de frente, así que enseguida pensó que la había dejado en el alfeizar de la ventana, pero al abrir los ojos se encontró con un gran espejo, con su imagen en medio, en medio de, de... estaba saltando de alegría, pues estaba en medio de un gran cielo nocturno, en medio de estrellas, con gente debajo de ella, con animales, con árboles, con un camino lleno de piedras, tal y como era en el que había nacido. Pero ella era una estrella, una estrella del cielo, no una estrella cualquiera, sino la mas brillante, la mas hermosa, de cuerpo dorado y con rayos de colores que partían de si. Era la estrella mas brillante del firmamento, era la estrella de belén.

Y es que el cielo existe tan solo para que las niñas coloquen estrellas en el, y para que las piedras que sueñan con ser estrellas puedan serlo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

La piedra y el cascanueces

Érase una vez una piedra marrón de río, perfectamente pulida, redonda, brillante.

Vivía en el lecho del río, rodeada de algas, alegre y contenta de sentir el agua a su alrededor, de pasarse las horas tranquilita en su sitio, de dedicarse a contar pececitos antes de dormir.

Fue un día aciago cuando aquella sombra se acerco nadando hacia ella, vislumbro una boca y luego oscuridad. Fue tanto el tiempo en oscuridad que olvido las algas, olvido los peces, olvido el agua y al final se olvido de si misma.

El pez no pudo resistirse a aquel baile brillante que jugueteaba tras el sedal y acabo en la cesta del pescador. Este fue clemente con el animal, dejo que muriera ahogado mientras se sacudía frenéticamente.

Ya en casa limpio las escamas y abrió la barriga de un largo tajo. La piedra no sintió la luz ni el cuchillo, pero estaban allí. El pescador la miro durante un momento, una piedra marrón. La seco y la volvió a mirar, una pequeña sorpresa, tan pequeña como una nuez. Sin pararse a pensarlo la dejo en la cesta de las nueces, y allí se hundió la piedra.

Las nueces recibieron alborotadas a su nueva compañera. “Bienvenida”, gritaron las nueces de la tierra entre jaranas y aplausos, “¿de donde eres preguntaron?”. Las nueces California, mas puestas, solo un sobrio “Hi, where are you from?”. No les llego respuesta a ninguna, aquella extraña y callada nuez que se había hundido en el cuenco permaneció impertérrita a sus preguntas. “Será una nuez china, ahora tocan todos los mercados” concluyeron las nueces. Y allí permaneció mientras sus compañeras parloteaban incansablemente.

Llego el día en que el pescador llevo el cuenco al salón. Ese viaje seria solo de ida para la mayoría de las nueces, a veces para todas. Aquellas que habían logrado sobrevivir ya se encargaron de narrar cuentos de terror en los que un maquiavélico ser gritaba exigiendo mas nueces para destrozarlas.

- Venid a mi, venid a mi, venid a mi – gritaba el cascanueces – Nueces, nueces, nueces. Yo decido, yo mastico, yo destruyo. – aullaba el cascanueces – Nueces, nueces, nueces. Mis dientes son mas fuertes, mi boca mas grande, mis mandíbulas las mas feroces. – Bailaba desaforadamente – Nueces, nueces, nueces. Adorarme antes de morir.

Las nueces gemían y temblaban dentro de su cuenco. Pequeñas como eran, diminutas nueces dentro de la boca del cascanueces. Siempre el mismo rito, siempre el mismo resultado. El cascanueces estaba orgulloso de su trabajo, le encantaba esa pequeña lucha desigual en la que la dura nuez acababa cediendo frente sus imponentes mandibulas, el crujido final, como una explosion de fuegos artificiales, desparramando la nuez entre su boca, disfrutaba sintiendolas temblar en sus fauces, ese momento lo era todo en su vida.

Y asi comenzaba el fatidico dia, las nueces sollozando e intentando escapar en el cuenco, deseando no ser escojidas. Los aullidos del exultante cascanueces entre chasquido y chasquido. Fue cuando escojieron a la china cuando todas se dieron cuenta que no conocian su nombre, a ninguna le dio mas pena que la compasion que sentian por si mismas al temerse ser las proximas.

El cascanueces no la sintio temblar en su boca, pero euforico como estaba no llego a darse cuenta. Apreto, apreto mas de lo que lo habia hecho en toda su vida, apreto tanto que los dientes rechinaron, hasta que finalmente oyo el crujido, pero esta vez fue el suyo. No solto ni una lagrima, ni un suspiro, revento por su eje y la china salio disparada, atraveso el salon y se perdio por una ventana abierta.

Las nueces no dieron credito a lo que habia pasado, lo comentaron entre susurros en el trayecto de vuelta a la cocina. Aquel dia solo habian perdido a media docena de las suyas sin contar a la china, a aquella nuez callada que habia derrotado al cascanueces y escapo del cuenco.

Desde entonces las nueces sueñan con escaparse, con derrotar al cascanueces y fugarse como la china. Relatan aquel prodigioso hecho adornandolo de mil maneras, y aunque sollozan el dia que viajan al salon ya no tiemblan tanto como antes al enfrentarse a los cascanueces. Incluso, de vez en cuando, alguna consigue resistir a su boca el tiempo justo para que se rompa su cascara junto con las mandibulas del cascanueces.

Y esta es la razon de porque a algunas piedras se les llama chinas.

De porque los cascanueces ya no son como antes.

Y de porque las nueces son tan duras de pelar.